domingo, 30 de noviembre de 2014

Las elecciones de 1966

Joaquín Balaguer había regresado de su exilio el 28 de junio y Juan Bosch el 25 de septiembre de 1965, cuando ya habían cesado los combates militares. Ambos líderes se preparaban para enfrentarse por primera vez en unas elecciones. Balaguer representaba a las fuerzas sociales ultra conservadoras, de tradición trujillistas y Bosch a las fuerzas liberales y democráticas. Muy pronto reaparecieron los ataques y las acusaciones entre los seguidores del PRD y el Partido Reformista, una organización fundada el 1 de agosto de 1964. Los grupos radicales de la izquierda, que se mostraron inconformes con los acuerdos que le pusieron fin a la revolución, agitaban por continuar la lucha armada como vía para establecer un gobierno vinculado a la Unión Soviética o a la República Popular China, las dos potencias comunistas de la época que rivalizaban en el mundo con los Estados Unidos, en la larga era de la Guerra Fría.

República Dominicana aún estaba invadida por tropas de los Estados Unidos y de otros países americanos. Ningún soldado extranjero se retiraría del país hasta tanto no se celebraran las elecciones. Y las tropas invasoras tenían órdenes precisas para proteger a sus defendidos y atacar e intimidar a sus contrarios. El Presidente Johnson y sus aliados del continente americano encontraron razones para incrementar el envío de nuevos soldados, hasta superar los  42 mil los miembros de los cuerpos armados que vinieron con la misión de impedir, por cualquier medio, que Bosch retornara al poder.

"Los consejeros del Presidente Johnson prepararon un libreto detallado para ejecutar la farsa electoral que se desarrollaría en República Dominicana en las que el doctor Joaquín Balaguer sería su candidato favorito". Para alcanzar ese objetivo estratégico era necesario, primero, lograr que una gran cantidad de votantes acudiera a las elecciones "porque eso favorecía a Balaguer". En ese sentido, era necesario "persuadir a García Godoy de que montara una gran campaña a través de medios poderosos de radio y televisión en manos del gobierno provisional a favor de que la gente acudiera a votar". La campaña a favor de las elecciones se desarrollaría también a través de las escuelas, las organizaciones cívicas y religiosas. Para despertar la confianza de la población en el montaje de los comicios, la Comisión Electoral de la OEA, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y reporteros de medios extranjeros vendrían al país en calidad de observadores.

Segundo, era muy importante "mantener al PRD, con o sin Bosch, en la contienda de manera que las elecciones tuvieran sentido". Había que crear un ambiente que dejara bien claro que los Estados Unidos apoyaría al ganador, sin importar quién fuera. Para ese propósito, el embajador Bunker de los Estados Unidos "establecería contacto directo con Bosch como forma de evidenciar un tratamiento igualitario". La idea era que el PRD no se retirara de las elecciones porque "sin su participación, la consulta electoral resultaría insabora y, en cierto modo, inefectiva". Una masiva abstención electoral promovida por el PRD, el PRSC y los grupos de izquierda habría conducido a la anulación de los comicios "porque Balaguer no acumularía el porcentaje mínimo de votos que establecía la ley electoral".

La campaña electoral quedó abierta el 2 de marzo de 1966. La Junta Central Electoral estaba presidida por Ángel Liz, un ex dirigente de la Unión Cívica Nacional, Álvaro Arvelo y Darío Balcácer. De manera que los partidos interesados en participar en las elecciones tendrían tres meses para desarrollar su campaña.

El primero en elegir sus candidatos fue el PRD. En su tercera Convención Nacional, celebrada en Santo Domingo entre el 9 y 10 de abril, sus delegados aprobaron participar en las elecciones, reformar los estatutos del partido y aprobar el plan de gobierno. Bosch fue elegido a unanimidad candidato presidencial, mientras Antonio Guzmán derrotó a Virgilio Maynardi Reyna para la candidatura vicepresidencial.

Una semana después, el Partido Reformista proclamó al binomio Balaguer-Augusto Lora. El PRSC y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio decidieron apoyar al binomio Bosch-Guzmán, pero Bosch no aceptó el respaldo del 1J4. La Unión Cívica Nacional presentó a Rafael Filiberto Bonnelly, acompañado de Abel Fernández Simó
Se presagiaba una violenta campaña electoral en todo el país porque las fuerzas políticas ultra conservadoras, aglutinadas en torno al Partido Reformista, no permitirían que Bosch y el PRD hicieran su campaña libremente. Muy pronto, los grupos militares adversos al candidato del PRD iniciaron una cacería contra los constitucionalistas en todo el país. Cerca de la residencia de Juan Bosch se establecieron dos cuarteles, uno de las tropas extranjeras de ocupación y otro de la Policía Nacional. Un avión militar realizó varios vuelos en picadas y rasantes sobre la residencia del líder del PRD. Una semana después de iniciada la campaña fue asesinado el Sargento Mayor constitucionalista, Eustaquio Agramonte, asignado a la escolta de Bosch. En esos mismos días fue detenido y ultrajado el doctor Antonio Rosario, Presidente del Partido Revolucionario Social Cristiano.

El objetivo de  los norteamericanos era sembrar el terror en todo país para que Bosch no saliera a las calles a realizar su campaña. Al mismo tiempo se creó una situación difícil en el seno del PRD, utilizando para ello las posiciones conservadoras y complacientes de su ex Secretario General Ángel Miolán, quien enfrentó a Bosch y cuestionó la Convención donde fue elegido candidato presidencial. La vieja acusación de que Bosch era comunista y un aliado de Fidel Castro no podía faltar en la campaña negativa. Tampoco la idea de que si Bosch ganaba sería derrocado otra vez por los militares. Se difundía con insistencia que el triunfo de Bosch implicaría la continuación de la guerra y la ocupación extranjera.

La campaña de terror e intimidación dio su resultado. Bosch no pudo hacer contacto directo con el pueblo; su campaña se limitó a las charlas radiales. En cambio, 'el candidato de la paz', el de 'la revolución sin sangre', se desplazaba a sus anchas por todo el país protegido por las tropas invasoras. La campaña negativa contra Bosch subía de tono en la medida en que se acercaba el día decisivo. Las hojas sueltas acusando a Bosch de comunistas eran distribuidas por agentes policiales montados en vehículos del Partido Reformista. Bosch, en cierta medida, se dejó provocar, cuando llamó a sus seguidores a salir en grupos el día de las elecciones "y los que salgan muy temprano que lleven piedras y palos, por si acaso".

La exhortación del líder perredeísta parecía ser una respuesta a la doble campaña de represión e intimidación seguida por los grupos cavernarios que apoyaban a Balaguer. "Donald Keys, un observador de la elección de 1966, estableció que los asesinatos políticos ejecutados por los seguidores de Balaguer durante la campaña electoral llegaban a 300". Miles de perredeístas en todo el país fueron apresados, golpeados y encarcelados. El terrorismo de los grupos militares balagueristas era tan frecuente que Bosch incluso amenazó, dos semanas antes de las elecciones, con retirar su candidatura si no cesaba la represión y la muerte contra sus simpatizantes. El retiro de Bosch no encajaba en la estrategia elaborada por los asesores del Presidente Johnson. La participación de Bosch era necesaria para legitimar ante la opinión pública, nacional e internacional, el fraude electoral en marcha.
Cuatro días antes de la votaciones, Balaguer también amenazó con retirarse de la contienda si no se permitía que las mujeres votaran sin cédulas. De acuerdo a las encuestas secretas que manejaban los norteamericanos, Balaguer tenía más simpatía entre los campesinos y las mujeres. El gobierno de García Godoy, siempre complaciente ante las presiones del embajador Bunker, emitió un decreto para permitir que las mujeres mayores de 25 años votaran sin cédulas. El interés del procónsul era garantizar una participación masiva de la población en las votaciones. Mientras más mujeres votaran, mayor sería la votación alcanzada por el candidato apoyado por los norteamericanos.

Incluso, la Agencia de Información de los Estados Unidos (USIS, por sus siglas en inglés) entregó al gobierno "400 mil panfletos que enfatizaban la necesidad de votar. Para esos fines se logró que no se estableciese un padrón electoral sino que se votara con la tradicional cédula, como ya se había hecho en 1962, pero que, a diferencia de ese año, se pudiera votar en cualquier mesa, lo que facilitaría el voto. La tinta indeleble que resultó ser fácil de borrar propició el voto múltiple fraudulento y el afeitar un brazo dificultó el voto múltiple masculino, inclinado a favor de Bosch. La decisión de último minuto, a todas luces injusta y discriminatoria, de que las mujeres pudiesen votar sin cédula, facilitó el sufragio femenino fraudulento".

En las elecciones de 1966 participaron numerosos observadores internacionales y reporteros de prensa de varios países americanos. La misión de los observadores internacionales era atraer la atención de los medios de comunicación, principalmente en los Estados Unidos, donde se le daría garantía a la población de que las elecciones dominicanas se realizarían en plena libertad y que sus resultados reflejarían la voluntad de los electores. Sin embargo, varios periodistas extranjeros que vinieron a cubrir las incidencias de la campaña, escribieron reportajes muy críticos, reveladores de las acciones fraudulentas ejecutadas antes de las votaciones. Uno de esos reporteros fue el canadiense Norman Gall, quien pudo comprobar la presencia en el país de más de 300 cubanos anti castristas, conocidos por sus habilidades en fraudes electorales desde los tiempos del dictador Fulgencio Batista. Casi todos entraron al país ilegalmente, entre ellos Santiago Rey Perna y Miguel Suárez Fernández.

Todas las técnicas del fraude electoral aplicadas por Batista contra Ramón Grau San Martín en las elecciones cubanas de 1940, fueron rigurosamente seguidas en las elecciones dominicanas de 1966. La intimidación militar contra los votantes en las zonas rurales y urbanas, el uso de lugares de votación fantasma, la sustitución de urnas después de cerrada la votación y la votación múltiple a través de la falsificación masiva de la tarjeta de identificación de los votantes serían algunas de las prácticas fraudulentas aplicadas por los asesores de Batista que Gall pudo comprobar fueron seguidas también en las elecciones dominicanas.

La JCE, dirigida por Ángel Liz, estableció que los dominicanos podían votar en cualquier lugar del país, no sólo en su mesa de votación. Se comprobó el control y trasiego de urnas de votación, la falsificación masiva de la tarjeta de votación, la intensa represión contra los seguidores del PRD "y una serie de prácticas de campaña mendaz, entre ellas, la distribución desde aviones de la Fuerza Aérea de montajes fotográficos que mostraban a Bosch abrazando a Fidel Castro".

En realidad, no existían condiciones mínimas para que Bosch y su partido participaran en las elecciones, organizadas por un gobierno débil y complaciente con las fuerzas sociales responsables del golpe militar de 1963. De alguna manera, Bosch sería convencido por sus amigos internacionales para que no retirara su candidatura. Para lograr ese objetivo, los asesores del Presidente Johnson recomendaron hacer contacto con Rómulo Betancourt, de Venezuela, José Figueres, de Costa Rica, Luis Muñoz Marín, de Puerto Rico y Norman Thomas, Presidente del Partido Socialista de Estados Unidos, para persuadir a Bosch de que participara en los comicios, a pesar de la ocupación y la intensa represión desatada contra sus seguidos en todos los rincones del país. El mismo embajador Bunker y la embajada estadounidense en Santo Domingo establecieron comunicación con Bosch, tratando de evidenciar un tratamiento equilibrado, cuando en realidad su candidatura era vista como el instrumento necesario para legalizar el ascenso de Balaguer al poder.

Las elecciones se realizaron en un ambiente tenso. El Partido Reformista, que postuló el binomio Balaguer-Lora, participó aliado al Partido Liberal Evolucionista, la Unión Cívica Nacional Revolucionaria, Partido Demócrata Cristiano y Partido Progresista Demócrata Cristiano. El PRD, con Bosch y Guzmán, participó aliado al PRSC, mientras que el binomio Bonnelly-Fernández Simó fue sustentado por Vanguardia Revolucionaria Dominicana, Partido Nacionalista Revolucionario Democrático, Unión Cívica Nacional y Acción Revolucionaria. El Movimiento Revolucionario 14 de Junio, después que Bosch rechazó su apoyo, decidió participar con candidaturas propias a nivel congresual y municipal. El Partido Socialista Popular y el Movimiento Popular Dominicano se abstuvieron de participar en las elecciones.

De un total de 1,815,429 inscritos en el padrón electoral, distribuidos en 3,421 mesas de votación, el Partido Reformista y sus aliados obtuvieron 759,887 votos, para un 56.4 por ciento; la alianza PRD-PRSC sumó 525,230 votos, para un 38.9 por ciento. La UCN, VRD, PAR y el PNRD obtuvieron 39,535 votos, para un 2.9 por ciento. El Movimiento Revolucionario 14 de de Junio obtuvo 4,839 sufragios, para un 0.3 por ciento. La alianza encabezada por el PR obtuvo 47 diputados y 22 senadores, en tanto la del PRD sacó 27 diputados y 5 senadores. Balaguer ganó las elecciones con una diferencia superior a los 250 mil votos y quedó con el control de las dos cámaras legislativas. El PR ganó también en 64 municipios y el PRD en 13, de un total de 77 municipios.

Joaquín Balaguer y Francisco Augusto Lora se juramentaron el primero de julio de 1966, iniciándose así el período de "Los doce años de Balaguer"

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